GESTIÓN CLÍNICA
En los Sistemas Sanitarios de nuestro entorno cercano (Europa) y en los países de la OCDE, existen amenazas de insostenibilidad derivadas del incremento del gasto sanitario, de la burocratización y politización de la gestión, la falta de flexibilidad de sus estructuras, la insatisfación de los profesionales, y la pérdida de calidad percibida por parte de los usuarios, todos ellos hechos esenciales necesarios de corrección para el mantenimiento del sistema y conseguir la eficiencia y calidad adecuada de los servicios asistenciales.
Las soluciones para abordar algunas de estas cuestiones, radican en acercar la organización y la toma de decisiones a las necesidades de los pacientes, dando mayor protagonismo y capacidad de gestión a los profesionales sanitarios, desarrollando modelos organizativos enfocados hacia modelos de eficiencia en la toma de decisiones y en el consumo de los recursos, y en hacer partícipe de ello, con mayor cuota de responsabilidad en la gestión, a los profesionales sanitarios, tomando como eje el paciente y siendo el médico el responsable de esa relación (gestión clínica).
Esta medida responde a uno de los objetivos básicos de cualquier organización sanitaria como es su capacidad de adaptación a las necesidades cambiantes del entorno, con el fin de mejorar el nivel de salud de los pacientes y contribuir de manera efectiva al bienestar social.
Esa necesidad de modernizar la organización requiere la implantación de nuevas formas de gestión con mayor participación de los profesionales, implicando de manera progresiva a toda la organización, en la consecución de una mayor eficiencia y calidad, entendida esta dentro de un marco conceptual de mejora continua que exige la implantación de protocolos, guías clínicas, vías clínicas y la realización de evaluaciones y auditorias (Clinical y Medical Audit), con la finalidad de poder detectar oportunidades de mejora para poder utilizar herramientas de gestión con revisión y rediseño de los procesos seleccionados (reingeniería de procesos) con orientación al paciente (organización atenta) y garantizando que la toma de decisiones clínicas este basada en la evidencia científica, fomentando la continuidad de los niveles asistenciales (primaria y especializada), y siendo la calidad uno de los objetivos de todos los niveles de la organización.
De ese modo los servicios asistenciales deben procurar satisfacer no solo las necesidades técnicas (eficacia, efectividad), sino también otros aspectos relativos a la calidad percibida (seguridad, fiabilidad, accesibilidad) gestionando el ciclo PDCA de Deming (Plan, Do, Check, Act.) y desplegando los objetivos a través de la organización, fomentando el modelo EFQM de excelencia basado en la satisfacción del cliente, la satisfacción de los empleados y un impacto positivo en la sociedad, hechos estos que se consiguen mediante el uso eficiente de los recursos y una adecuada definición de los procesos, lo que conduce finalmente a la excelencia de los resultados de los servicios asistenciales y de la organización a nivel global, posibilitando la orientación hacia el paciente, punto básico de la gestión clínica y el gobierno clínico (Clinical Governance), lo que supone un cambio radical, orientando la asistencia sanitaria hacia una mejora continua de la calidad y de la eficiencia de las diferentes Unidades asistenciales. El gobierno clínico incorpora los principios más avanzados de la gestión de las organizaciones, requiriendo de la alineación de los profesionales con los valores, objetivos y políticas operativas de la organización, asegurando la coherencia y consistencia entre estos.
Desde la perspectiva de la gestión, el gobierno clínico incorpora los elementos de la buena gestión de las organizaciones con búsqueda de una mejora continua de la calidad, con gestión enfocada a los pacientes, metodología ABQ (gestión de calidad y costes) y gestión por procesos. Una de las ventajas de la gestión clínica es que facilita la atención integral al paciente, mejora la seguridad y la calidad de los procesos asistenciales, y favorece la accesibilidad y la continuidad de la atención sanitaria reduciendo de una manera eficaz su fragmentación, los tiempos de espera y la transferencia de información entre las diferentes unidades asistenciales. La gestión clínica permite descentralizar las decisiones sobre la gestión de los recursos utilizados en la práctica clínica y dota a las unidades asistenciales de la capacidad e instrumentos para planificar y gestionar sus actividades con autonomía y responsabilidad, siendo los objetivos de la gestión clínica la mejora de la coordinación asistencial mediante una organización atenta, centrada en el paciente y enfocada hacia la eficiencia y calidad total.